Poema de la mañana
Pincel de aire
dibujando en la seda
voces de fuego.
Quiero imaginar que, al componer su poema del día siguiente, los amantes del Japón de Heian se sentían así: todavía flotando, ligeros como el pincel, suaves como la seda, trasladando a las palabras su pasión recién vivida.
Qué hermosa costumbre esa de escribir el caballero un poema a la dama a la mañana siguiente del encuentro, y enviárselo inmediatamente con al´guna ramita o alguna flor.
Qué delicadeza.
https://marymer.wordpress.com/2016/02/20/dos-haiku-enlazados/
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