Saltar al contenido

Cacerolas Huecas (Tanka y más)

22 22Europe/Madrid May 22Europe/Madrid 2020

 

Mentes pequeñas,
ahítas de miedo,
doblan a odio.

Son cacerolas huecas,
rabiosas y tristes.

***

¡Qué pena me da este barrio tan bonito, que a las nueve se llena de cacerolas ruidosas y huecas!

Cacerolas convertidas en cencerros llamando al odio, la rabia, la insolidaridad; clamando porque venga algún pastor con «mano dura» que ponga orden y traiga la salvación por la fuerza de la autoridad «de toda la vida».

¡Qué indigno que clamen libertad aquellos que desprecian todo lo que consideran que no se les parece! ¿Libertad de qué? ¿Libertad de no perder sus privilegios y su estrechez de miras?

¿Dónde está la libertad de las cuarenta mil personas que se mueren de hambre en el mundo todos los días? ¿Se acuerda alguno de estos de ellos cuando aporrean sus ollas vacías? ¿Se acuerdan de los que hoy querrían que sus cacerolas nunca sonasen a hueco?
No. Yo creo que no se acuerdan. Esas cacerolas huecas que están sobre sus hombros redoblan al unísono de las que tienen en sus manos, ambas repletas de rabia, odio, miedo e ignorancia. Todas ellas cosas dolorosas y embrutecedoras que solo sirven para hacer daño y ruido.

¡Como Gabriel Celaya, hoy «maldigo la poesía concebida como un lujo«!

¡Ojalá la Poesía siga siendo un arma de futuro!

¡Ojalá la palabra no deje nunca de serlo!

Los seres humanos pueden pensar, pueden hablar, pueden comunicarse cuando no renuncian a la racionalidad para convertirse en borregos con cencerro o en mastines al servicio de algún pastor que, mientras tanto, está tan tranquilo en su casa con sus dineros en un dorado paraíso fiscal, a muy buen recaudo.

Repito hoy: ¡Maldigo la poesía concebida como un lujo!

Esta mañana yo no puedo callarme más. Pido a los dioses, a los budas, a los bodisatvas, a lo que sea, que todos los seres abandonen la ignorancia, la estrechez de mente y la indiferencia ante el sufrimiento de los otros. La verdadera felicidad solo es posible con el bien de todos porque, aunque no nos demos cuenta, nada, absolutamente nada nos es ajeno.

***

3 comentarios
  1. Víctor Fernández-Chinchilla permalink

    ¡Vaya cabreo! Te ha salido una crítica zen con el tanka y un apasionado arrebato decimónonico en la glosa contra la ignorancia y el egoísmo.
    Comparto punto por punto lo que dices. Stultorum – maleficorumque- plena sunt omnia.

    Le gusta a 1 persona

  2. Fernando permalink

    Aunque por aquí el sonido de las cazuelas sigue siendo heraldo de festines y agasajos, me solidarizo con quienes, por si fuera poco lo que hay, les toca en suerte escuchar una sinfonía tan estúpida.
    Cacerloas huecas, cabezas huecas.

    Le gusta a 2 personas

    • ¡Gracias! Son diez minutos de cencerrada todos los días. Espero que pronto podamos compartir esos agasajos y escuchar los adorables cencerros de las vacas.

      Me gusta

¿Qué te sugiere?