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Mascarilla de carité y sésamo

9 09Europe/Madrid agosto 09Europe/Madrid 2019

Aunque en este blog he publicado más de una receta de cocina, lo cierto es que cocinar no me gusta demasiado ni tampoco comer.
Todos los asuntos relacionados con la alimentación me parecen un engorro. Mi madre decía que, con lo que ha avanzado el mundo, cómo no hay ya un «algo» que sustituya a la comida para no tener que andar con estos trajines.
En fin, hoy voy a volver a poner una receta, pero esta vez el resultado no es ninguna cosita rica para comer, sino una mascarilla de belleza. Originalmente la pensé para el pelo, pero la he probado también en manos y pies y ha dado un resultado magnífico.
La Idea surgió porque, al abrir un cartón de huevos, me encontré con que había dos rotos. Para no tirarlos se me ocurrió preparar un tipo de mascarilla nutritiva para el cabello que yo me aplicaba hace más de veinte años. La versión que hice anteayer es más completa y ha quedado mucho mejor. Paso ahora a contar los ingredientes:

–2 huevos
–media tacita de manteca de carité
–una tacita de aceite de sésamo.
–una cucharadita de bicarbonato
–media cucharadita de cremor tártaro

Como si fuese a hacer una mahonesa he puesto en el vaso de la batidora los dos huevos, la manteca de carité derretida, el bicarbonato y el cremor tártaro. He comenzado a batir con movimientos suaves de arriba a abajo y la velocidad del motor al máximo. Poco a poco he ido añadiendo aceite de sésamo hasta comprobar que la mezcla tomaba la consistencia de una mahonesa bien cremosa. Finalmente he puesto el resultado en un tarro de cristal y lo he dejado en el frigorífico. Al enfriarse del todo, la mezcla queda mucho más consistente que la de una mahonesa normal. Diríamos que se parece más a cualquier crema consistente de cosmética.
Como decía al principio, la primera prueba ha sido con mi pelo, que es muy liso y fino (para mi gusto demasiado), y el resultado me ha sorprendido muy gratamente. Me he aplicado la mascarilla y la he dejado actuar media hora. Después me he lavado bien el pelo, que ha quedado con más volumen, brillante y suelto.
En cuanto a manos y pies, he hecho lo mismo. como mi piel es más bien seca, he dejado la mascarilla actuar durante quince minutos. Después la he retirado con agua fresca, y la piel me ha quedado suave y «jugosa».
Seguiré haciendo pruebas, por si encuentro otras aplicaciones. En todo caso tengo que avisar, para quien no lo sepa, que la manteca de carité no es de lo que mejor huele… pero una vez retirada de la piel no deja ningún tipo de olor.
La idea de incluir bicarbonato viene de intentar estabilizar y conservar la mezcla. El cremor tártaro lo puse por sus propiedades como impulsor, y desde luego no me arrepiento en absoluto a la vista del resultado.

Y, para ambientar, la música de hoy ha tenido que ser de «Hair», con el guapísimo y rompedor George Berger (Treat Williams) bailando sobre la mesa con su melenaza de hippie. ¡Ay!…

One Comment
  1. Víctor Fernández-Chinchilla permalink

    Pues a mí se me abre el apetito leyéndolo

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