Marymer repostera (el retorno tras 30 años de «reflexión»)
Hace una barbaridad de tiempo que no dedico ni un minuto del idem a escribir.
Podríamos decir que he estado en «hibernación» -y no estoy muy segura de haber salido del todo de ella, por cierto-. En todo caso, como de todos los procesos se sale con ciertas modificaciones más o menos notables. En este caso el asunto es que me ha dado por la repostería.
Siempre había yo renegado de la cocina y del horno en particular, pero, de unas semanas acá, lo he encendido más veces de las que lo había hecho en los casi seis años que llevo viviendo en esta casa.
Hasta el momento he hecho bizcochos de un montón de variedades: chocolate, licor de café, absenta, azahar, queso camembert y mantequilla salada… También he horneado croisantes rellenos de chocolate y arándanos y magdalenas de vainilla. Me resulta increíble, pero todo me ha salido muy rico desde el primer momento, a pesar de mi inexperiencia.
Creo que la última vez que hice un bizcocho tendría yo unos 18 años. Se trataba de una especie de tarta-bizcocho de chocolate que hacía siempre para los cumpleaños de mis amigos y los míos propios. De pinta aquellas tartas resultaban impresentables, pero los hechos eran de chuparse los dedos.
Ahora, por alguna razón alojada más allá de mi comprensión consciente, me ha vuelto a dar por la repostería, pero con más dedicación y mejores resultados, hasta el punto de que la batidora ha cascado del sobreuso y he tenido que hacerme con una amasadora.
En siguientes entregas iré explicando mis recetas, para que no se me olviden.
No me puedo creer que se te haya escapado un iré con h.
Por lo demás, a ver cuando me invitas a uno de estos tus bizcochos
Un besazo prima
Uge
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… ¡Si fuera lo único que se me escapa y todo se arreglase tan fácilmente! Muchas gracias por el aviso y, por supuesto, probarás mis «creaciones». un besazo.
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