Recuerdo sin recuerdo
«A veces los labios y las lenguas dicen mucho más sin pronunciar una sola palabra que en horas de discurso.
A veces las manos leen poemas en la piel de otra persona, sin sugetarse a medidas ni a ritmos rigurosos, sólo con la cadencia de una larga caricia que los va componiendo en una danza tan bella como estremecedora.
A veces la prosa de la vida suena con una métrica armoniosa, y no se sabe de dónde nace ni quién la compone. El misterio, tan vertiginoso como atrayente, ilumina los rincones olvidados, donde parecía que ya no había nada, que ya no podía haber nada…»
Es una triste gracia, pero así es. Resulta que, cuando una está bien, la creatividad se viene abajo.
Bueno, tal vez digo mal lo que digo, no es que la creatividad se venga abajo, es que no necesito desahogarme o perderme escribiendo, porque estoy bien donde estoy. Como mucho compongo algún haiku y, cuando me da el remordimiento, repaso lo escrito, de ahí estas líneas que acabo de publicar, que dios sabrá cuándo las escribí, seguramente que en un momento de mi vida de cuyo año no quiero acordarme.
En todo caso, por enésima vez, voy a ver si vuelvo a ponerme a escribir periódicamente, que me sienta bien y no hago daño a nadie, porque, publicado o no, estas líneas apenas nadie las lee -y no me parece mal-. Aún así, me tomo tan en serio lo de escribir y publicarlo aquí, que, por quererlo hacer muy bien, a veces ni lo hago.
La perfección es algo que puede convertirse en un auténtico obstáculo si, en vez de considerarse una aspiración o una tendencia, se convierte en un objetivo, de todo punto imposible.
No sé dónde leí que Antonio Machado decía algo parecido a esto: hay una tercera opción entre hacer las cosas bien o hacerlas mal: no hacerlas. Si realmente dijo esto, me parece una memez, dicho sea con el debido respeto hacia el poeta, porque hasta hacer algo bien hay que hacerlo mal unas cuantas veces y, además, ¿Cuándo algo está completa e indiscutiblemente bien?
No voy a comprobar la cita, porque no me apetece. Es una de esas cosas que se me hacen muy pesadas cada vez que me pongo a escribir y menciono algo: ese afán mío por la concreción y la veracidad. Son cosas que realmente están muy bien, pero más de una vez me han hecho perder el hilo y el fuelle de lo que estaba escribiendo. Así que esta vez, si resulta que antonio Machado no dijo eso, pues para quien lo haya dicho o pensado, para ese va mi observación.