Gladiolos brotando
y penetran el aire.
Alas sin vuelo
que trinarán con flores.
¿Gladiolos o pájaros?
«Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra», decía Vicente Huidobro en su «arte poética».
A veces creo que su espíritu se apodera de mi percepción, de mi interpretación del mundo, y empiezo a tener la certeza de que lo que está naciendo de la maceta, las puntas verdes y estriadas que asoman de la tierra -día a día más altas y erguidas- son los extremos de las alas de pájaros, nutridas de savia palpitante. Gladiolos voladores que surcarán el cielo en cuanto sus flores se abran por encima del asfalto. Naves de pétalos rosados que terminarán por alunizar en un cráter solitario, a la sombra de un planeta ya gris, diminuto y mortecino.
Aves mudas que cantan con color, flores que alzan el vuelo libres de la tierra… Naturaleza y vida más allá de la naturaleza y de la vida previsibles. En cada línea y en cada pensamiento la realidad puede recrearse, porque la mente solo tiene los límites en los que cree.