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Scaramouche 🎭

22 22Europe/Madrid noviembre 22Europe/Madrid 2017

Tal vez esto que voy a contar sea cosa de gente atragantada de literatura, de personas que andamos flotando y observando todo como desde las páginas de un libro o, si acaso, desde los fotogramas de una película antigua.
Muchas veces (las más de las veces) tengo la vívida sensación de no pertenecer a este mundo. O, tal vez, que este mundo no existe de verdad. Pero no quiero ser grandilocuente, así que no diré nada del mundo, sino solo de mí. Es una sensación intensa, que me nace de lo más hondo. Es la certeza de no ser un ser real y concreto, sino un personaje de una trama que se está desarrollando en paralelo a otra o a otras tramas.
Como digo, tal vez esto sea un empacho de literatura, aderezado con buenas dosis de filosofía budista, pero desde que recuerdo, desde muy niña, lo he sentido así.
La mujer que está escribiendo esto, con su DNI, sus medidas y su grupo sanguíneo es real, claro está, pero lo que hace y lo que piensa vive animado por una mente mucho más versátil y compleja, que no quiere, ni puede, ni debe ceñirse un corsé tan rígido y apretado.
A lo largo de la vida me he ido dando cuenta de que las casualidades no existen y que las serendipias y el azar no son lo que parecen. Hay momentos de lucidez en los que se comprende todo, como si una luz iluminara de pronto y por un instante un espacio cerrado en tinieblas. Se alcanza a ver algo, pero no da tiempo de comprender lo que se ve en una fracción de segundo. Y ahí estamos. Esto que parece poco explicable y casi mágico, realmente lo explicaría todo. Todo lo qque, si no, carece por completo de sentido. Sé que este personaje tiene muchas facetas, algunas de ellas muy poco conocidas, incluso para mí. Y esa es la clave y lo fascinante: saberse una ficción.
Hace un par de días terminé de leer “Scaramouche” de Rafael Sabatini. Yo lamentablemente no nací con el don de la risa, como su protagonista. Es más, cuando releo este blog, me doy cuenta del aroma melancólico que flota como una bruma a su alrededor. Pero, claro, eso es un rasgo del carácter de la Marymer que escribe.
Volviendo a “Scaramouche”, se trata de una novela de capa y espada. Considerada literatura juvenil, de acción y aventuras. No diré yo que esto no sea así. Es verdad. Pero hay algo más en “Scaramouche”. Como su protagonista, André-Louis, la novela es de acción, aunque tal vez un tanto «malgré tout». Comienza con planteamientos sociales y filosóficos, pero los acontecimientos necesariamente precipitan el ritmo argumental.
André-Louis es un joven abogado que vive en una aldeíta de la Francia Pre revolucionaria del siglo XVIII. Su origen es incierto y lo apadrina un noble campechano y de buen corazón. André-Louis Moreau es escéptico y no cree en los cambios sociales ni en las ideas revolucionarias, y lo explica muy bien al comienzo de la novela a su querido amigo Philippe de Vilmorin, quien defiende con pasión y elocuencia todo lo contrario. Y precisamente A Philipppe ese don de elocuencia y pasión le cuestan la vida porque se enfrenta a un noble, el señor de La Tour d’Azyr, que lo mata en un duelo desigual y trapacero, ante la mirada impotente de nuestro futuro héroe. A partir de entonces, el hombre de letras que es Moreau, el teórico escéptico se lanza al mundo de la acción y de la revolución para ser la voz de su amigo, que ha sido vilmente acallada.
André-Louis se convierte así en un fugitivo. Se refugia y esconde en una compañía de teatro ambulante y llega a ser allí Scaramouche. Tras ese personaje, dentro de ese personaje, puede llegar a desarrollarse como él mismo, como esa parte de él que, de otro modo, nunca podría haber salido a la luz. Su personalidad puede manifestarse libremente, gracias a la máscara que le oculta y le protege frente al mundo.
Pero una y otra vez todo se complica. La trama personal y social se enredan, y André-Louis viene a convertirse en el asistente de un maestro de esgrima en París. La historia de la Revolución Francesa, a partir de este momento, condiciona más aún la vida de los personajes, y hasta la muerte de alguno de ellos. En medio de la agitación, aunque Moreau sigue sabiéndose un hombre de letras abocado a la acción, en poco tiempo alcanza la maestría en el arte de la esggrima. ¿A fuerza de práctica y ejercicio únicamente? Pues no. Su rápido entendimiento se empapa de las obras de grandes maestros de esgrima, que permanecían olvidadas, de adorno, en la exigua biblioteca de la academia. Nuestro Scaramouche es un estudioso, un teórico arrastrado a la acción, que trabaja con tenacidad cada personaje que le toca representar en la vida.
Al principio de la lectura André-Luis era un personaje más en una novela de entretenimiento, encontrada sin ser buscada. Pero, página a página, una se va enamorando, se va encandilando con él, aunque él no parece hacer nada para ello, aunque a él no parezca importarle. Solo al final tenemos la certeza de que nuestro admirado y querido Scaramouche tiene un romántico y tierno corazón.
Confieso que jamás había leído una novela de capa y espada, aunque siempre me han gustado las películas de este género, como “El capitán Blood”, basada en otra novela de Rafael Sabatini. Los piratas corteses y los espadachines me encantan. No así las damas que aparecen en su órbita, personajes un tanto anodinos, demasiado pasivas y melindrosas para mi gusto. En estas obras a mí me gustaría ser el espadachín, lanzando estocadas desde una lámpara de araña al vuelo. ¡Qué emocionante! Hay por ahí una película antigua, que apenas recuerdo, de una mujer pirata, que cautivó mis sueños de niña (tengo que buscarla).
En «Scaramouche», como no podía ser de otro modo, hay sus hhistorias de amor y hasta su anagnórisis final, para que nuestro protagonista sea un noble de pura raza. Pero estos detalles los dejo para quienes quieran leer la novela o ver alguna de las películas que se han hecho basadas en ella. Que yo sepa hay dos versiones cinematográficas, una de los años veinte y otra de 1952, de la que solo conozco la música de Victor Young.
Habría mucho más que decir acerca del personaje de scaramouche, que tiene mucho que ver con ese tema de las máscaras y las personalidades, que tanto me atrae, pero, por hoy y por esta vez, voy a dejarlo aquí, aunque amenazo con seguir…
Gracias, Scaramouche, por tu don de la risa y tu elocuencia. El mundo no está tan loco como para no reconocértelo.

https://marymer.wordpress.com/2017/11/02/persona-vida-y-mascara/

10 comentarios
  1. Evelio permalink

    Qué agradable sorpresa encontrar a André -Louis Moreau por Chamberí! Crei hallarme en otros aposentos librescos…
    La película »La mujer pirata» es del gran Jacques Tourneur, el de »La mujer pantera» Es de 1951, con Jean Peters, Louis Jourdan y Debra Paget. Se puede encontrar en DVD y Blu ray. Su título original es »Anne of the Indies»
    De Sabatini también hicieron »El Halcón del mar», también con Errol Flynn.
    Desde luego, la mismísima Shei Shonagon estaría encantada con este blog sin libro y sin almohada. Enhorabuena!!

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    • … Y sin su glamour tampoco…
      Más sorpresa es encontrarte a ti por estos aposentos de Chamberí, donde siempre eres bienvenido.
      Muchas gracias por la información. buscaré la película de la mujer pirata. En cuanto a la de la mujer pantera, ya sabes que es una de mis favoritas.
      Y, por supuesto, muchas gracias por visitar este blog y comentarlo.
      A lo Seisho: doomo arigatoo onegai shimasu.

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  2. Esta mañana me he llevado la sorpresa en una librería de viejo de que existe una segunda parte de Scaramouche. Se titula “Scaramouche, creador de reyes”. Tal vez valga la pena. si logro hacerme con una edición adecuada, tendrá su espacio en este “cajondesastre”

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  3. Evelio permalink

    Pues si, en las librerías de lance se aprende casi más que en las bibliotecas. En una de estas, en la que yo trabaje, los lectores de más esas nos pedían mucho títulos que añoraban de su niñez y juventud como este »Scaramouche, hacedor de reyes», una continuación que Sabatini publicó diez años después del original, y que no tuvo tan buena acogida. Algo parecido le pasó a Anthony Hope, el autor de »El prisionero de Zenda», que escribió una segunda parte, titulada »Ruperto de Hentzau», pero para acabar con su valiente protagonista, Rudolph Rassendyll. Fueron buenas segundas partes? Nunca se sabe. Ya tienes la pista de Moreau empeñado en restaurar la monarquia: mira en esa biblioteca, aunque la edición no sea lo adecuada que sería de desear..

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    • En todo caso, con eso del recuerdo, me has dado una idea… Tal vez próximamente, cuando se me pase «lo de las máscaras», le dedique un espacio a un par de lecturas que hice hace casi cuatro décadas: «El vviejo y el mar» y «Crónica del alba».

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  4. Evelio permalink

    Los lectores de más edad. Dichoso corrector del móvil!!

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    • Con «adecuada» quería decir accesible. De momento, no he encontrado ninguna, pero tampoco me da la curiosidad para empeñarme más de la cuenta. Lo poco que he visto de la segunda parte no me da muy buena espina. Será por mi republicanismo.
      Y, es cierto que se aprende mucho en esas librerías, de charla con el librero (no sabía que hubieras trabajado en una de ellas). Sin duda las prefiero a las nuevas, donde también aprendo. Suelo aprender que estoy fuera de los gustos generales. Sin ir más lejos, la proliferación de «Patria» (no diré que como setas, porque este año no debe de hhaberlas), que me parece una novela ñoña y simplona, mala literatura preparada para el consumo masivo a gusto del público, que tuve que leer por obligación, me confirma mi discordancia. Lo mismo que «La dama número trece», que me he tragado hace poco, por no ser tan rancia y prejuiciosa con los autores adtuales españoles, Y más me hubiera valido no salir del Japón de Heian.

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  5. Evelio permalink

    Ahora las librerías de lance, o de viejo, tanto físicas como virtuales, están muy en boga, como en general el negocio de recuperar objetos, juguetes, libros, tebeos, etc., que suscitan nostalgia. Y aunque, efectivamente, fui cocinero antes que fraile, o socio cooperativista de una librería de viejo, en este caso aludía a que trabaje en una biblioteca, accesible por más señas. Los lectores mayores nos pedían »El rey leopardo», »Scaramouche, creador de reyes» y todas esas novelas que ser habían quedado grabadas en su infancia. De modo que el creador de reyes está en versión accesible, pero seguramente procedente de una edición poco cuidadosa y no muy bien traducida.
    Aparte de que la mitología nostálgica provoca una valoración exagerada de todas estas literaturas. Como decía no hace mucho una profesora en un coloquio sobre José Mallorqui, esto en mis tiempos no se estudiaba, como mucho quedaba relegado al capítulo de las paraliteraturas.

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    • Comprendido. Deben de haber hecho «limpieza» en la bbiblioteca, porque ya no está.
      Estamos de acuerdo en lo de la nostalgia, que lo mejora todo, aunque no sea mi caso. Yo no leía esas cosas y, no sé por qué, tampoco me ha dado por releer las que sí leía, salvo en algún caso, como «El tercer ojo», con la correspondiente decepción. Así que se me han quitado las ganas.
      Puesta a descubrir, prefiero meterme con paraliteraturas pasadas, que tienen su gracia, y no paraliteraturas actuales, que aún huelen a plástico. Prefiero el olor polvoriento y añejo. La actualidad me cansa, especialmente en la literatura de regalo de Navidad.
      Ahora estoy con «La pimpinela escarlata». También paraliteratura y también pasada de moda.
      Muchhas gracias

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  1. Scaramouche — RAFAEL SABATINI – El aposento de los libros

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