Huerto de hadas
¡Al sol de junio,
tomateras y salvia!
Dúo de aromas.
Huertecito de cuento,
tras las ramas del árbol.
Ha tardado un poco, pero por fin la luz de la primavera toca en los balcones, como una varita mágica, chisporroteante de estrellas diurnas. Y el mío ha sido especialmente regado con ellas.
No me lo explico, pero es como si un hada de dedos verdes se hubiese instalado en casa y se entretuviese entre mis macetas que, casi sin darme cuenta, se han ido multiplicando para poder albergar tomateras, limoneros, pimienta cayena, salvia… ¡Y lo que está por brotar! Todo en un espacio tan pequeño, que se diría que parece un huertecito de casa de muñecas. Esa que tanto anhelé de niña y que no pudo ser.
Las hadas son caprichosas, quizá traviesas, pero siempre bondadosas, y me han concedido por fin el don.
Nosotras nos entendemos…
😉
Creía que las hadas andaban por bosques y florestas solitarios y apartados y no entre hormigón, ladrillos y montones de gentes yendo y viniendo
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