bienvenida de mermelada
Aunque me guste mucho el otoño, habrá que dejarlo marchar y darle la bienvenida al invierno. Recibirlo con una mermelada dulce y dorada, como una lluvia de sol en medio del frío, es como abrirle la puerta del corazón con una cálida sonrisa. Así, por serio que se ponga, por gélido que quiera mantenerse, este invierno no podrá resistir mucho tiempo tanta dulzura sin derretirse un poco… y hasta lo mismo termina por ponerse mimoso.
Bueno, pues ahora voy a dar la fórmula mágica para lograrlo, que me ha sido revelada esta misma mañana por el hada que, de vez en cuando, revolotea a mi alrededor por la cocina.
Empecemos con los ingredientes…
1 membrillo (el que yo he usado es madrileño castizo, de huerto urbano, gentileza de mi querida amiga Lupe)
1 naranja (un poco aburrida de estar en la nevera sin que nadie se percatase de su presencia)
2 mandarinas (tan aburridas como la naranja, pero, además, más blanduchitas)
1 tacita de agua
250 gr. de azúcar
2 gr. de agar agar
1 chupito de bourbon
Como decía, hay un hada que visita mi cocina. Ella es la que me sopla qué es lo que tengo que hacer, porque yo soy una nulidad en estas cosas. Pero, claro, con un «hada de la guarda» todo resulta mucho más fácil. ¡Dónde va a parar! ¡Menudo chollo!
Bueno, hala, sin enrollarme, vamos con la elaboración:
He pelado bien la naranja, asegurándome de que solo le quedase la pulpa limpia, y la he troceado en pedacitos pequeños.
Luego he hecho lo mismo con las dos mandarinas. He cortado cada gajo en dos o tres trozos, para que soltasen bien su zumo.
El membrillo lo he cortado en trocitos muy pequeños, pero dejando la piel, aunque bien limpia y lavada, quitándole toda la pelusilla.
En total toda esta fruta pesaba unos 700 gr., que he puesto junto con la tacita de agua , el azúcar y el agar agar en una olla grande.
Y… ¡A cocer!
Durante diez o doce minutos lo he tenido cociendo y revolviendo con un cucharón de madera. Pasado este tiempo, con el fuego ya apagado, pero aún caliente, he añadido el bourbon.
Finalmente he triturado todo con la batidora y lo he guardado en un par de tarros de cristal.
Como no ha salido mucha cantidad, no los he puesto al baño maría. Mi hada de la guarda me ha avisado de que no va a dar tiempo a que se ponga mala… ¡Es que ha salido riquísima!
Bueno, querido invierno, aquí te esperamos con esta dulce bienvenida, y alguna otra que se le pueda ocurrir a mi hada cocinera.
He tenido la suerte de probarla y está exquisita. Y me ha gustado tanto que te copio la receta. En cuanto tenga un rato, me pongo con ella. ¡Viva la comida hecha en casa!
Muy alegre la canción. ¡Gracias, Marimer!
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Gracias a ti, Hada Repostera!!!
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