¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
¿»Blade Runner»? o «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?» ¿Con qué me quedo? ¿La película o el libro?
Ante este eterno dilema y teniendo en cuenta que en la trama tenemos ovejas y una cabra nubia, me acuerdo del chiste de las dos cabras que se están comiendo una película:
–¿Te gusta? -dice la cabra A, zampándose un trozo de celuloide.
–Sí, pero me gustó más el libro -contesta con buen criterio culinario la cabra B.
Ya sé que es un chiste tonto, pero lo del humor negro ahora hay que cuidarlo mucho, vaya a ser que dentro de unos años yo pretenda, por ejemplo, ser reina de España y me revisen el blog, a ver qué cosas he puesto…
En todo caso, en general, suelo preferir el libro, como la cabra B, y en este caso en particular, también. Ayer mismo terminé «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?» de Philip K. Dick. Tengo que reconocer en primer lugar que la ciencia ficción no es uno de mis géneros favoritos, pero sí estoy interesada en las distopías, y el mundo que se refleja en esta novela escrita en 1968 tiene mucho de eso.
Sin duda la trama que se traza en la película resulta más atractiva y dinámica, pero en el texto se profundiza más en aspectos más filosóficos; no mediante largos desarrollos teóricos, sino a través de situaciones, pensamientos y comportamientos descritos con agilidad y destreza.
Puedo decir que esta novela me ha gustado por varias razones, pero me ha llamado la atención que no sea una novela de «buenos y malos». Hubiera sido muy fácil que los humanos fueran los buenos y los androides los malos, humanos con sentimientos y empatía y replicantes fríos y sanguinarios, pero resulta que no. Es un texto de límites borrosos entre la vida real y la artificial, entre los sentimientos reales y los recuerdos implantados.
Se refleja una sociedad donde los humanos experimentan distintos estados de ánimo con un órgano artificial Penfield y tienen experiencias de fusión «religiosa» a través de una caja eléctrica de empatía. Sin embargo, los androides, quieren vivir con intensidad la breve existencia de cuatro años que les es dada y sueñan con una vida mejor, y por eso huyen de las colonias de Marte donde sirven como esclavos a los humanos que emigran allí. Entonces, ¿quiénes son más humanos, más reales?
En un mundo donde casi todos los animales han desaparecido por la radiación, el tener un animal y cuidarlo, aunque sea eléctrico, es un signo de humanidad y nivel social. Así que… ¿sueñan los androides con ovejas eléctricas? pues, posiblemente, los últimos modelos Nexus 6 sí, y el cazador de bonificaciones, Rick Dekcard, hasta el momento dedicado a «retirar» a los que sacan los pies del tiesto, empieza a sentirlos cercanos y a no poder con su trabajo.
Da para mucho y da que pensar esta novela. Eso sí, si alguien -como yo- espera encontrar por algún sitio la emotiva escena del monólogo de Roy Bati, con lo de los momentos que se perderán como «lágrimas en la lluvia», ya puede ir pensando en otra cosa, porque la «retirada» de Bati es de lo más simplona en el libro. Y, si hablamos de historia de amor con final incierto, nada de nada -cosa que me parece muy bien, por cierto.
Así que, una vez más, tengo que dejar al margen mis prejuicios y decir que esta novela de ciencia ficción me ha gustado y creo que vale la pena leerla con atención. Eso sí, también me ha chocado encontrar tanto futurismo, con coches voladores, y videoteléfonos y que andaran con copias en papel de los expedientes. Pero parece que esto nuestro en el 68 ni se lo imaginaban para el 1992, que es cuando se desarrollaría la trama.
Ah, y no quiero olvidarme de la versión radiofónica de RNE, que está muy bien para pasar un buen rato y hacerse una idea de qué va el asunto. Aquí va el enlace en Ivoox:
http://www.ivoox.com/blade-runner-audios-mp3_rf_2774082_1.html