Silencio fallido
No me he quedado sin palabras, pero sí sin ganas de escribirlas, o sin fuerzas para ello.
Si alguna vez la tuve, he perdido ahora la destreza de jugar con las sílabas, de hacer malabarismos con ellas y soltarlas al aire sin que se me desplomen torpemente contra el teclado.
Estas manos que intentan proteger mis oídos, solo logran amortiguar los ecos aéreos de las voces repetidas; pero son completamente inútiles contra el retumbar vibrante de tanto ruido insensato y lacerante.
Amo las palabras. Nunca dejaré de amarlas, aunque me hayan mentido y aunque me irriten hasta el corazón. Amo las palabras, por eso no quiero sucumbir al mandato hipnótico de continuar tejiendo la red pegajosa de la adicción al miedo, a la rabia, a la tristeza…
¡No quiero y no quiero! Y tal vez precisamente ahora me estoy enredando yo sola entre líneas no escritas.
Así que… ¿Será este un silencio fallido?
Yo creo que sí, Marimer, que es un silencio fallido; que sigues comunicando, aun sin decir…
Gran abrazo, amiga, Lupe
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Muchísimas gracias. Te lo digo de todo corazón 🙏🏻
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Pues para haber perdido la habilidad de hacer malabares con las palabras no está del todo mal. Cuando la recuperes no sé lo que va a pasar…
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Muchas gracias. Sabes que me anima mucho lo que dices.
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