Galletas Nurianís
Volvemos a la versión repostera de la realidad.
Hace meses mi amiga Nuria, que es una estupenda cocinera, me dio una receta aragonesa de tortas de aceite, y este fin de semana por fin me decidí a ponerla en práctica, aunque con una pequeña variación, que era la de poner mantequilla en lugar de aceite. Sé que no es muy patriótico, pero los dulces siempre me gustan más con el toque que les da la mantequilla que con el aceite. Sin embargo, para lo salado, el aceite me suele gustar más.
Tuve algún problema con la textura pegajosa de la masa y, en vez de hacer varias tortas, hice una sola, y salió muy rica. La cuestión es que esto fue el sábado y desapareció como por encantamiento, así que el domingo me puse a intentar hacer unas galletas basadas en la receta anterior, pero con algún adorno más. El resultado ha tenido tanto éxito, que ya casi no quedan y… ¡Estamos a lunes!
Como alguno de los comensales me ha pedido que les cuente cómo las he hecho, voy a hacerlo para general conocimiento, añadiendo que, además de fáciles de hacer, son de preparación muy rápida y muy limpia.
Vamos a los ingredientes:
300 gr. de harina integral de trigo
100 gr. de azúcar moreno.
20 gr. de azúcar blanco
100 gr. de mantequilla
1 huevo
100 ml. de anís dulce
8 semillas de anís estrellado
un puñadito de perlas de chocolate para fundir
Elaboración:
machacamos en el mortero las semillas de anís y añadimos encima el licor.
En la cubeta de la amasadora ponemos la harina, el azúcar moreno, el huevo, la mantequilla previamente derretida y el anís. Lo tenemos batiendo unos minutos y preparamos una placa de silicona para meter en el horno.
Una vez hecha la masa, con las manos bien embadurnadas de mantequilla o aceite, la cogemos y la extendemos sobre la placa de silicona. es muy importante eso de tener las manitas bien aceitadas porque, si no, la mezcla es tan pegajosa que no hay modo de hacerse con ella.
Una vez extendida la masa en la superficie , se van separando porciones para hacer las galletas (o galletonas, dependiendo de la paciencia del ejecutante).
Por fin, ponemos sobre cada futura galletita unas perlitas de chocolate para fundir y les echamos una buena lluvia de azúcar blanca por encima.
Ahora solo falta tenerlas veinte minutines en el horno, precalentado a 180 grados.
En un periquete tenemos un buen puñado de galletas ricas y sanas, que se esfumarán en un suspiro.
Y, para animar la elaboración…