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Por la Revolución de los Claveles

25 25Europe/Madrid abril 25Europe/Madrid 2018

¡Se fundió el hierro

al fuego de claveles!

Lisboa en abril.

La Revolución de los Claveles me emociona. Aunque no sé mucho de Historia Universal (ni mucho de nada), me parece que no abundan las revoluciones así en ninguna parte y en ninguna época.
Hace tiempo me pasaron una película basada en aquellos hechos. Creo que se titulaba «Capitanes de abril». La verdad, no me pareció especialmente buena, pero me conmovió. Tuve que retener las lágrimas más de una vez mientras la seguía. Lágrimas de emoción por la valentía y la generosidad de aquellos que se la jugaron por los demás, con un cuidado exquisito por no hacer daño, por no sumar violencia al horror y a la oscuridad, saliendo de la sombra con luz clara y no con fuego de metralla.
Casi treinta aaños atrás oí por primera vez la expresión: «… me reconcilia con la vida». Pues eso me pasa a mí con la Revolución de los Claveles y, como no, con la gente que hoy se la juega para salvar a los que se ahogan en el mar huyendo de la guerra y de la esclavitud.
En esos casos siento un profundo agradecimiento por compartir este mundo con personas tan valiosas, con verdaderos Bodhisatvas.
Creo firmemente que la bondad llama a la bondad y la integridad a la integridad, pero hay tantas causas y condiciones adversas, tantas interferencias, que se pierde a veces la onda y uno se «desintoniza» y parece que confunde el rumbo. Pero, con un poco de atención y verdadero interés, siempre se vuelve a esa guía interna, a esa naturaleza clara; bien con el recuerdo de una revolución con nombre de flores, bien siendo testigo de cómo hoy mismo hay quienes se arriesgan a ir a la cárcel por salvar la vida de quienes buscan refugiarse en esta Europa que les está dando la espalda.

Ojalá pueda yo misma también sumarme a esta corriente de bondad y sabiduría, y no apartarme de ella.

¡OM MANI PADME HUM!

https://marymer.wordpress.com/2016/04/25/las-calles-de-la-alfama/

https://marymer.wordpress.com/2012/09/21/hablando-de-trabajo-o-de-claraboya/

… Y, aunque esto vaya de claveles, no puedo dejar de recordar la frase de Macedonio Fernández: «Hay que regocijarse de que las espinas estén recubiertas de rosas».

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