Los vértices de la sonrisa
¿Saldrán volando
dos mariposas negras
de tu sonrisa?
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Se sonríe mucho y sin verdaderas ganas, seguramente por agradar, por evitar conflictos, por miedo al rechazo, por infinidad de temores absurdos y no tan absurdos. Se sonríe mucho y mal.
En los vértices de la sonrisa se esconden todas esas emociones que se quieren ocultar y que caerían vergonzosamente de la comisura de los labios delante de nuestros interlocutores, si no se les hicieran esos huecos profundos y oscuros donde resguardarse.
Este año me he propuesto sonreír menos, aceptar menos, ser menos diplomática y mantenerme lo más tranquila posible con los miedos, los odios, el silencio y todo aquello que me he acostumbrado a guardar cuidadosamente en las comisuras de mis labios curvados. No va a ser fácil, porque es casi toda la vida entrenándome para sonreírle a todo lo que no me gusta.
No obstante, mi propósito no es sonreír poco o mucho, sino hacerlo de verdad. Dejar de convertir ese gesto en una máscara de protección ante el mundo. Simular fortaleza o indiferencia cuando no se sienten realmente es un gran esfuerzo que, al final, reporta muy pocos beneficios.
Últimamente estoy releyendo “Los lugares que te asustan: convertir el miedo en fortaleza en tiempos difíciles” de Pema Chödron. Tal vez por la influencia de esta lectura uno de estos días visualicé claramente en esos rincones de la sonrisa utilitaria unos desvanes que creo que todos tenemos en mayor o menor medida. Adentrarse a solas sin máscara en esos “lugares amenazadores” que son nuestras emociones conflictivas, ya es difícil; pero me parece que lo es todavía más cuando nos enfrentamos con ello al juicio ajeno, a la aprobación o al rechazo, tan arbitrarios y tan cambiantes la mayoría de las veces. Dependemos mucho de la imagen que los demás nos devuelven de nosotros mismos. Sin embargo, reconocer esa dependencia, esa vulnerabilidad paradójicamente es una muestra de fortaleza real. Valorarnos sin menosprecio ni vanagloria requiere de mucha atención y mucha compasión.
En fin, será necesario mucho valor para afrontar a rostro descubierto lo que tenga que venir. Los “tiempos difíciles” de los que habla el subtítulo son muchos y están siempre entremezclados con los momentos de bonanza. Casi cada día hay un poco de todo y, por tanto, ocasiones para practicar. Mi propósito de este año de sonreír menos pero con más verdad va a ser un desafío del que ya veremos cómo salgo. No obstante, me parece que vale la pena explorar caminos para vivir con más sencillez y menos artificiosidad.
De momento, voy a seguir un rato más con la lectura, a ver si Pema Chödron me sigue inspirando. Seguro que sí.
Precioso, y la música de Golpes Bajos también. Así me gusta, que guardes tus sonrisas para quienes realmente las merecemos… y necesitamos.
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¡Gracias! ¡¡¡Lo mismo digo!¡¡
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La sonrisa es un código de comunicación extremadamente variopinto y versátil. No se trata de prescindir de ella, sino de utilizarla adecuadamente en cada circunstancia. Sonrisas que expresan cariño, sonrisas sarcásticas, sonrisas piadosas, sonrisas de tristeza, de súplica y hasta sonrisas de desprecio. Una actriz consumada como tú sabe manejar las infinitas posibilidades y los infinitos recursos de la sonrisa. A los demás nos compete la tarea de la interpretación, que no suele ser tarea fácil.
Precioso, como siempre.
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¡¡¡Gracias!!!
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La diplomacia es el arte de convertir en virtuosa a la mentira.
No me importa si nos perdemos tus sonrisas de cartón, pero las otras, las de seda y cascabel, ¡no nos prives de ellas!
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¡Por supuesto que no! Para vosotros las sonrisas son auténticas. ¡espero que pronto nos demos un gran abrazo! ¡gracias!
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